José salía cada día a escarbar contenedores de basura en la ciudad de Cali - Colombia, separaba residuos y tomaba aquellos que podía vender en una recicladora para ganarse de $5.000 a $20.000 COP los días en que le iba bien.
José encontró un tesoro, una bolsa negra llena de fajos de dinero, se estima que en esta bolsa habían aproximadamente $20.000.000 COP; sin embargo, nunca se verificó la cuenta, pues José no sabía qué hacer con tanto dinero, así que lo comenzó a repartir: le dio $50.000 COP a don Juan Carlos, un embolador de zapatos que trabajaba en la plaza de Caicedo, para que comprara una silla plástica cómoda para sentar a sus clientes, también, le dio $70.000 COP a Álvaro Serna, otro embolador, para que comprara sus propios betunes y para que pagara deudas. José iba regalando así, de billete en billete, a todas las personas que conocía con el fin de ayudarles, de hecho, aprovechó para comprarse whisky del bueno y pedir pollo en un asadero para compartir con otros recicladores, colegas suyos; vale la pena resaltar que, casi todos los días, José se paraba en este asadero de pollos a esperar a que alguien caritativamente le diera una presa.
La dicha millonaria duró poco, al día siguiente ahogando las penas, bebiendo alcohol antiséptico con agua, contó cómo le quitaron la bolsa negra que dentro llevaba su fortuna: lo atracaron, lo amenazaron con un arma de fuego y no tuvo chance de sacar ni un billete de aquel tesoro que se había encontrado, ni siquiera le quedó para pagar un lugar en donde dormir, durmió en la calle y en la maleta que se llevaron también iban todas sus prendas de ropa. Sin embargo, el caso de José no pasó de la dicha al infortunio, pues el verdadero tesoro fue aquel que encontró después de la experiencia relatada anteriormente.
La señora Elvia iba siempre a orar a la iglesia de San Francisco para que volviera su muchacho, fue entonces cuando en el periódico EL TIEMPO se publicó un artículo que hablaba sobre su hijo y la “guaca” que se había encontrado. La señora Elvia recibió noticias de su hijo José Fernando luego de que este llevara un año viviendo como habitante de calle. El patrullero de la policía Lin Yonson Garzón, conmovido por la historia de José, lo ayudó para que se bañará, le dio comida y se encargó de que este tuviera la oportunidad de volver abrazar a su madre.
El verdadero tesoro que se encontró José, fue volver a casa y reencontrarse con su familia.
Juan Sebastián preparó un show para que su papá cantará en uno de los parques principales de Cartago, el video del show y la publicación del día del padre se hicieron virales, de tal forma que la fundación PIPS se puso en contacto con ellos, ofreciéndole la oportunidad a Alex Cardona de recuperarse. En el 2018, a sus 47 años, Alex Cardona dejó las drogas y comenzó proceso de rehabilitación gracias a la ayuda de su hijo. Hoy en día, a pesar de las secuelas y cicatrices que dejaron 15 años habitando en las calles de Cartago, Alex Cardona es un hombre nuevo que se dedica a compartir su testimonio de vida en colegios y escuelas con el fin de evitar que los jóvenes cometan aquellos errores que él alguna vez cometió al no establecer prioridades y tomar malas decisiones.
Redacción El Tiempo. (2016). Reencuentro de una madre y su hijo tras un año como habitante de calle. EL TIEMPO. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16524758
Redacción El Tiempo. (2016). Reciclador de Cali halló 'guaca', regaló plata y luego lo robaron. EL TIEMPO. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16500475